Destrucción masiva de empleos, millones de personas desempleadas, miles de empresas que tiene que cerrar debido a falta de liquidez… es la otra cara del capitalismo. A partir de las dos revoluciones industriales, la propaganda estadounidense se encargó de vendernos que el único modelo valido para la economía es el capitalismo, y que no existe otra alternativa viable a este sistema.
¿Pero en qué consiste “El Capitalismo”?
El capitalismo es un sistema económico, donde todo se basa en el concepto de propiedad privada. Considera que el control sobre los recursos productivos debe de estar en manos de las empresas y particulares, para que ellos lo gestionen de la forma que consideren más adecuada, con el acicate que la buena gestión ira en beneficio propio. Esto favorece que determinadas personas se hagan con el control de la mayoria de los factores productivos. Otro aspecto a destacar es el establecimiento de la economía de mercado, que basa que los precios en un estado capitalista vendrán dado por la fluctuación de la oferta y la demanda. Básicamente, a mayor demanda de un producto mayor será su precio de compra, y a mayor oferta menor será su precio; y en el sentido contrario igual. Todo se basa en la competitividad.
EEUU y el “Sueño americano”
Desde la independencia de EEUU se empezó a usar este término. Enarbolando la bandera de la libertad y de la igualdad de oportunidades, nos hablaban de cómo en el país norteamericano uno podría hacer fortuna mediante su esfuerzo y su determinación. Eras las bondades del tener como sistema económico el capitalismo. Las guerras mundiales y la posterior desaparición de la URSS a finales de los 80, hicieron que EEUU se quedara como la única superpotencia mundial; provocando que todo lo que viniera desde ese país se considerara adecuado; como el sistema capitalista. En el viejo mundo se empezó a implantar el sistema capitalista desde primeros del siglo pasado, siguiendo el modelo estadounidense, que en poco tiempo había pasado de ser una colonia inglesa a convertirse en la primera potencia mundial.
Nuevos dictadores
Libertad e igualdad, se señalan como principios fundamentales del capitalismo. Pero sin duda, lo que contribuye es a todo lo contrario. Así un grupo reducido de empresarios controlan la mayoría de los recursos productivos, provocando que el conjunto de la población este supeditado a los intereses económicos de esta elite de poder. Y ya por no hablar de la cada vez más diferenciación entre los países desarrollados y aquellos países en vías de desarrollo.
Hemos pasado de sistemas donde el control sobre las decisiones de estado eran tomadas por un poder político, a un sistema donde las decisiones son tomadas por un poder empresarial, encaminadas a la consecución de unos intereses económicos. Libertad si, pero solo para los grandes empresarios. Nuestra libertad, queda coartada. “Gracias al capitalismo” todos los partidos políticos y ciudadanos están de acuerdo, solo importa un color, no es el rojo ni el azul, ni ningún otro color, solo importa el VERDE. Pero no solo los intereses personales desaparecen; sino que nosotros los ciudadanos de a pie, somos quienes sufrimos el resultado de los desdenes y malas gestiones de unos cuantos; que años atrás se han dedicado a llenarse los bolsillos sin importarle las futuras consecuencias. Mientras ellos disfrutan de sus mansiones en la costa azul u organizando fiestas de miles de euros; otros aguardamos en la cola de una oficina del INEM, esperando a que nos toque nuestro turno.
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